Autor Tema: El Monte Hyjal y el obsequio de Illidan  (Leído 1607 veces)

Lilith

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El Monte Hyjal y el obsequio de Illidan
« en: 28 Octubre, 2013, 10:20:51 »
El Monte Hyjal y el obsequio de Illidan es parte del Capítulo I de la Historia de Warcraft aparecida en la página web de World of Warcraft. Se trata a su vez de una revisión de la historia recogida en el manual de Warcraft III: Reign of Chaos en el que se llamaba El monte Hyjal y el regalo de Illidan, adaptando nombres y lugares a como se llaman en la actualidad.

Los escasos elfos de la noche que sobrevivieron a la explosión se subieron a rústicas balsas y lentamente se dirigieron a la única masa de tierra visible. De algún modo, por la gracia de Elune, Malfurion, Tyrande y Cenarius sobrevivieron al Gran Cataclismo. Los maltrechos héroes guiaron a sus compañeros supervivientes y se establecieron en un nuevo lugar.

Mientras viajaban en silencio, examinaron los restos de la catástrofe y comprendieron que sus pasiones habían sido la causa de la destrucción del planeta. Aunque Sargeras y su Legión habían sido aniquilados por la destrucción del Pozo, Malfurion y sus compañeros sobrevivieron para reflexionar sobre el terrible precio de la victoria.

Por su parte, muchos Altonato salieron ilesos del cataclismo. Se dirigieron a las costas de la nueva tierra, junto con los otros elfos de la noche. Aunque Malfurion desconfiaba de los Altonato, estaba tranquilo porque no podían causar verdadero daño sin las energías del Pozo.

Cuando los elfos de la noche arribaron a las costas de la nueva tierra, advirtieron que Hyjal, la montaña sagrada, había sobrevivido a la catástrofe. Con la intención de establecer un nuevo hogar para todos, Malfurion y los elfos de la noche subieron por las laderas del Monte Hyjal y llegaron a la cima azotada por el viento. Al descender en la boscosa hondonada, entre los enormes picos de las montañas encontraron un pequeño lago de aguas mansas. Aterrorizados, descubrieron que las aguas del lago estaban contaminadas por la magia.

Illidan, que también había sobrevivido al Diluvio, había subido a la cima del Monte Hyjal mucho antes que Malfurion y sus elfos de la noche. En su locura por conservar un reducto para la magia en el mundo, Illidan volcó en el lago de la montaña el contenido de sus viales: las preciosas aguas del Pozo de la Eternidad.

Las potentes energías del Pozo ardieron rápidamente y se fusionaron para crear un nuevo Pozo de la Eternidad. El exultante Illidan, que creía que el nuevo Pozo era un regalo para las futuras generaciones, se sorprendió al advertir la ira de Malfurion. Este explicó a su hermano que la magia era inherentemente caótica y que su uso conduciría inevitablemente a la propagación de la corrupción y la guerra. No obstante, Illidan se negó a renunciar a sus poderes mágicos.

Conociendo de sobra hacia dónde conducirían los implacables planes de Illidan, Malfurion decidió neutralizar de una vez por todas a su hermano enloquecido por el poder. Con la ayuda de Cenarius, Malfurion encerró a Illidan en un gran túmulo subterráneo, en el que permanecería encadenado e impotente hasta el final de sus días. Para garantizar el confinamiento de su hermano, Malfurion encargó a la joven celadora Maiev Cantosombrío la tarea de vigilar personalmente a Illidan.

Preocupado ante la certeza de que la destrucción del nuevo Pozo conllevaría una catástrofe aún mayor, los elfos de la noche decidieron dejarlo en su lugar. No obstante, Malfurion declaró que nadie volvería jamás a practicar las artes de la magia. Bajo la mirada atenta de Cenarius, empezaron a estudiar las antiguas artes de los druidas con el propósito de sanar el planeta herido y replantar sus bosques amados en la base del Monte Hyjal.




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