Según la biblioteca secreta de los Altos Elfos (6800 años antes de la Primera Guerra) Los Altos Elfos, liderados por Dath´Remar, dejaron Kalimdor atrás y retaron las tormentas del Maelstrom. Sus flotas navegaron el ancho mundo por muchos años, y descubrieron misteriosos reinos perdidos a lo largo de su viaje. Dath´Remar Sunstrider, quien había tomado el nombre de Sunstrider (“El que camina de día”), buscaba lugares de gran poder sobre los cuales construir el nuevo hogar de su pueblo. Su flota finalmente llegó a las playas de un continente que más tarde sería llamado Lordaeron. Desembarcando, los altos elfos fundaron un asentamiento en los tranquilos Claros de Tirisfal. Después de pocos años, muchos de ellos comenzaron a volverse locos. Los sacerdotes altos elfos teorizaron que algo maligno dormía en esta parte particular del mundo, pero los rumores nunca pudieron ser probados. Los Altos Elfos levantaron su campamento y se movilizaron hacia el norte, donde existía otra zona rica en energías. Conforme los Altos Elfos cruzaban las ricas tierras montañosas de Lordaeron, su viaje se volvía cada vez más difícil. Desde que se cortó su relación con las energías del Pozo de la Eternidad, muchos de ellos cayeron por el frío clima o murieron de enfermedades. El más desconcertante cambio, sin embargo, fue el hecho de que ya no eran inmortales ni inmunes a los elementos. Se volvieron más pequeños de lo que eran, y su piel se volvió blanca, perdiendo el color púrpura característico de su raza, y su cabello se volvió rubio, como el sol. Para complicar sus trabajos, encontraron increíbles criaturas que nunca habían visto en Kalimdor. También encontraron una tribu primitiva de humanos que cazaba en los antiguos bosques. Sin embargo, el mayor reto fue enfrentarse a los voraces y astutos trolls de Zul’Aman. Estos trolls habían formado un gran reino, el Imperio Amani, y tenían la capacidad de regenerar su piel y sus miembros ante las más terribles lesiones, pero probaron ser una raza barbárica y malvada, y demostraban ser hostiles a los extranjeros que traspasaban sus fronteras. Los elfos desarrollaron una profunda animadversión por los viciosos trolls y los mataron donde quiera que los encontraban. Por siglos, el Imperio Amani combatió a otros reinos trolls que se habían asentado en los continentes del sur, los Gurubashi de la Jungla de Strangletorn, pero la llegada de los Altos Elfos fue considerada un insulto para sus ancestros y sus dioses. Después de muchos años, los Altos Elfos finalmente encontraron una tierra que era parte remanente del antiguo continente de Kalimdor. En las profundidades de los bosques del continente, fundaron el reino de Quel´thalas, y se abocaron a crear un poderoso imperio que superara el de sus primos Kaldorei. Desafortunadamente la ciudad fue fundada sobre los restos de un antiguo asentamiento que los trolls consideraban sagrado. Casi inmediatamente, los trolls comenzaron atacar los asentamientos elfos en masa. Los elfos, decididos a no abandonar su nueva tierra, utilizaron su magia para combatir a los salvajes trolls. Bajo el liderazgo de Dath’Remar, fueron hábiles para derrotar a las bandas guerreras de los Amani, que los superaban diez a uno. Algunos elfos, sin embargo, recordando las anteriores prevenciones de los Kaldorei, temieron que el uso de la magia pudiera llamar la atención de la derrotada Legión de fuego. Por lo tanto, decidieron defender sus tierras con una barrera protectora que les permitiera realizar sus encantamientos. Construyeron una serie de monolíticas Runas en varios puntos alrededor de Quel´thalas que demarcaran las fronteras de la mágica barrera. Las Runas no solamente enmascaraban la magia elfa de ser detectada por otras dimensiones, sino que les ayudó a ahuyentar las supersticiosas bandas de trolls. Con el paso del tiempo, Quel´thalas se transformó en un monumento al progreso mágico de los Altos Elfos. Sus vetustos palacios fueron forjados con el mismo estilo estructural que los antiguos salones en Kalimdor, pero respetando la topografía de la tierra. Quel´thalas comenzó a brillas como la joya que los Altos Elfos siempre soñaron. El Concejo de Silvermoon fue fundado para regir el poder sobre Quel´thalas, pero la dinastía de los Sunstrider siempre mantendría un módico poder político sobre la ciudad. Compuesto por siete de los más grandes señores de los Altos Elfos, el Concejo trabajaba para asegurar la seguridad de las tierras elfas y su pueblo. Rodeados por su barrera protectora, los Altos Elfos olvidaron las advertencias de los Elfos Nocturnos y continuaron usando la magia en casi todos los aspectos de sus vidas. En el centro de Silvermoon, sobre una enorme isla al norte de Zul’Aman, crearon el Pozo del Sol, con aguas remanentes del Pozo de la Eternidad que habían traído desde Kalimdor. Casi por cuatro mil años los Altos Elfos vivieron pacíficamente dentro de la seguridad de su reino. Sin embargo, los conflictivos trolls no eran fáciles de derrotar. Estos se escondían en la profundidad de los bosques y esperaban que el número de sus bandas creciera. Hasta que, finalmente, un poderoso ejército troll emergió de los sombríos bosques e inició el asedio de la brillante Quel´thalas.