“Traidor… en verdad, fui yo quien fue traicionado… ahora, mis ojos pueden ver aquello que se oculta a los ojos de los otros. Hay momentos en que la mano del destino debe ser forzada… Ahora vayan… Suman al mundo en las mareas de la perdición”.
Sobre las costas de Kalimdor, una siniestra figura emerge en medio de una naciente tormenta. Enormes alas de murciélago y cuernos de demonio, sin embargo, la oscura figura no es otro que Illidan Stormrage, el traidor Elfo nocturno. Ahora, al absorber los poderes de la Calavera de Gul’dan, ha entrado en conocimiento de profundos secretos que otros, por muchos milenios, han desconocido. Invocando las oscuras fuerzas de la profundidad de los mares, Illidan prepara un ejército para asolar nuevamente a la superficie del mundo.
En la profundidad de los corrompidos bosques de Ashenvale, la Guardiana Maiev Shadowsong continúa su cacería del traidor Illidan Stormrage. El Cazador de Demonios, para salvar al bosque de la creciente corrupción de la Legión Ardiente, consumió los ocultos poderes de la Calavera de Gul´dan, el malvado brujo orco. Despreciado por los suyos, el ahora mitad elfo mitad demonio se oculta entre las sombras del oscuro bosque, mientras su Guardiana intenta regresarlo nuevamente a la profundidad de la oscura prisión de los Tálamos Oscuros. Sus fuerzas, conocidas como los Vigilantes, al mando de su segunda de confianza, Naisha, exploran las ruinas de un destruido asentamiento de los Elfos Nocturnos en la costa este de Kalimdor. En este momento, unas repulsivas criaturas, con aspecto de serpiente marina y piel escamosa, les atacan. Estas desconocidas, llamados Naga, al parecer han plegado su lealtad a Illidan. Éste, mientras las fuerzas de Maiev combaten con los Naga, escapa a través del mar en un barco. La Guardiana ordena la persecución.
La flota de Maiev persigue a Illidan a través del Gran Mar. Al cabo de unos días, llegan a las tempestuosas aguas del Maelstrom. Maiev y sus Vigilantes desembarcan en un archipiélago desconocido, el cual no figura en ninguno de los mapas. Este archipiélago corresponde a las Islas Abruptas, que Gul´dan, con la ayuda de sus clanes aliados, hizo emerger del fondo del océano durante la Segunda Guerra entre la Horda y la Alianza. Es allí donde se encuentra la legendaria Tumba de Sargeras, donde Aegwynn colocó el cuerpo del Señor de la Oscuridad luego de derrotarlo en Northrend.
Los Elfos Nocturnos erigen una base en la costa de la isla mayor e inicia la exploración del archipiélago. Observando las antiguas ruinas de la isla, Maiev se sorprende, pues empieza a reconocer las estructuras como las que pertenecieron a destruido Imperio de Aszhara. Sorpresivamente, hallan a un viejo brujo orco llamado Drak'tul, quien les narra que él fue uno de los brujos del clan Stormreaver que acompañó a Gul´dan en su aventura en las Islas Abruptas. Muerto Gul´dan por los demonios guardianes de la tumba, los clanes rebeldes fueron arrasados por las encolerizadas fuerzas de Orgrim Doomhammer, siendo Drak’tul el único sobreviviente. Desde esa época, el orco ha vivido como un ermitaño en las olvidadas islas por veinte largos años. Drak’tul vive atormentado por los espíritus de los orcos caídos, por lo que ruega a Maiev le ayude a calmar a los confundidos fantasmas. Luego de luchar contra los esqueletos orcos, Maiev destruye los antiguos ziggurats por donde los espíritus regresan al mundo de los vivos. El viejo Drak’tul, perdonado por la Guardiana, se introduce en su tienda a esperar el final de sus días.
Conforme se acercan a la Tumba, Maiev y las Vigilantes tienen que luchar contra las bases que los Naga han construido alrededor de la entrada. Adentrándose en la tumba, Maiev encuentra unas antiguas runas encantadas, colocadas en las columnas por Gul’dan, donde el brujo narra su desastroso viaje en busca del Ojo de Sargeras, un poderoso artefacto mágico que le daría los poderes de un dios. Emboscado por los demonios que guardan la tumba, Gul’dan muere sin alcanzar su ansiado premio. Maiev penetra profundamente en el laberinto, hallando a las horribles criaturas que mataron a Gul’dan, así como una estatua de Aszhara, la hermosa y caída reina de los elfos. Pero esta estatua es diferente. Se asemeja a un naga…
Finalmente, Maiev se enfrenta a Illidan y a sus monstruosos Naga. Al absorber los poderes de la Calavera, Illidan también adquirió la memoria de Gul’dan, por lo que conocía la localización exacta de la tumba y sus maléficos poderes ocultos. Illidan ha hallado el Ojo de Sargeras, y para demostrar sus nuevos poderes, inicia un terremoto para colapsar la tumba sobre Maiev y sus Vigilantes. La Guardiana logra escapar, gracias a sus poderes, pero Naisha y sus compañeras quedan atrapadas dentro de la tumba y son aplastadas por el derrumbe. Jurando vengar a las Vigilantes, Maiev envía un mensajero hacia Kalimdor, para informar a Shan’do Stormrage de los planes de su hermano gemelo.
Mientras tanto, en la base del Árbol del Mundo Nordrassil, Malfurion Stormrage y Tyrande Whisperwind se encuentran organizando las labores para sanar su dañada tierra. A pesar de haber derrotado y expulsado a la Legión Ardiente, su corrupción aún carcome a los bosques de Ashenvale. Mientras discuten las implicaciones de su nuevo hogar, llega la mensajera de la Guardiana Shadowsong con el terrible reporte. Reuniendo todas las fuerzas que pueden, los dos parten hacia las Islas Abruptas.
En las Islas, Maiev y las pocas fuerzas que sobreviven libran una desesperada resistencia contra los Naga de Illidan. La llegada de Malfurion y Tyrande inicia una fiera batalla contra las fuerzas del traidor, pero finalmente, la base de Illidan es destruida. Sin embargo, el Cazador de Demonios logra escapar nuevamente, dirigiendo a su flota cada vez más al este.
Desembarcando en el arrasado reino de Lordaeron, Malfurion decide penetrar en el bosque y comulgar con los espíritus de la naturaleza, encargando a Maiev y a Tyrande la búsqueda de su hermano. La joven Guardiana tiene resentimiento hacia la Sacerdotisa, pues la culpa, en primera instancia, de haber liberado a Illidan. Mientras exploran el destruido continente, se encuentran con un grupo de Altos Elfos sobrevivientes.
Liderados nada menos que por el joven príncipe Kael´thas Sunstrider, el último de la dinastía de Dath´Remar, estos Altos Elfos han jurado venganza por la muerte de sus hermanos y la destrucción de su reino encantado, Quel’thalas, por parte del Azote. Por esta razón, se hacen llamar Elfos Sanguinarios. Sin embargo, para mantener su palabra de honor, Kael ha decidido que sus elfos sigan siendo fieles a la Alianza. Kael era miembro del Concejo de los Altos Elfos, y fue uno de los pocos magos del Concejo que logró escapar de la destrucción de Silvermoon por parte del Azote.
Kael solicita a las elfas nocturnas que les ayuden a trasladar sus fuerzas hacia una zona más segura, la villa Pyrewood, controlada por los humanos, al otro lado del río Arevass. A pesar de las protestas de Maiev, quien insiste en continuar la cacería de Illidan, Tyrande accede a ayudar al príncipe elfo. Escoltando su convoy con suplementos y refuerzos, los Elfos Nocturnos y los Elfos Sanguinarios se adentran en los peligrosos territorios controlados por el Azote. Tyrande previene al príncipe acerca de los peligros de la venganza y la ira, y sus desagradables consecuencias. Al principio, atacados por pequeños comandos de los muertos vivientes, la caravana logra llegar hasta un puente. Al otro lado, las fuerzas de la Alianza han logrado detener el avance del Azote, y es seguro por el momento. Sin embargo, al cruzar el puente, son atacados por una enorme ola de muertos vivientes. Sabiendo que la caravana no resistirá el ataque, la Sacerdotisa de la Luna ordena a los elfos replegarse al otro lado del río, mientras ella retrasa, invocando los poderes de Elune, al masivo ejército. Aunque la Sacerdotisa, asombrosamente, logra detener el avance de los muertos, el inmenso poder desplegado hace colapsar al puente, y Tyrande cae hacia las turbulentas aguas del río. A pesar de las protestas de Kael, quien trata de salvar a la Sacerdotisa, Maiev decide que Tyrande está perdida y ordena continuar la búsqueda de Illidan.
Mientras tanto, en las profundidades del bosque de Silverpine, Malfurion inicia su comunicación con los espíritus, quienes le advierten que su hermano planea utilizar los vastos poderes del Ojo de Sargeras para destruir la base de un glaciar en el helado continente de Northrend. Sin conocer bien los motivos de Illidan, pero sabiendo que esto podría provocar la destrucción de todo el planeta, Malfurion parte para encontrarse con sus aliados.
Extrañado de no encontrar a Tyrande, Malfurion pregunta por el paradero de su amada. Maiev, sabe que, si le cuenta la verdad al Shan’do, este partirá de inmediato a buscar a la Sacerdotisa, y la cacería de Illidan sufriría una nueva demora, por lo que le dice que ella personalmente vio cuando Tyrande era partida en dos por los muertos vivientes y que la única manera de vengar a la sacerdotisa es hallando al Cazador de Demonios. Aterrorizado y con el corazón roto por la supuesta pérdida de su amada, Malfurion decide acabar con Illidan sin importar cual sea el costo.
Las fuerzas aliadas de Elfos Nocturnos y Elfos Sanguinarios viajan hacia las ruinas de la ciudad de Dalaran, donde los hechiceros naga de Illidan invocan los oscuros poderes del Ojo de Sargeras, mientras constantes terremotos empiezan a resquebrajar la integridad de los continentes. Ambas naciones elfas se unen para resistir y contraatacar a los Naga de Illidan. Durante uno de los ataques a la base naga, los elfos encuentran a Magroth, un Paladín de la Orden de la Mano de Plata, quien había sido capturado por los Naga. Ayudados por los poderes divinos de Magroth, los elfos logran penetrar en la fortaleza de los Naga, y Malfurion en persona confronta a su hermano y destruye el Ojo de Sargeras. Mientras que Illidan lamenta que sus esfuerzos para derrotar a “nuestro enemigo común” hayan fracasado, Malfurion logra capturarlo con las enredaderas de un árbol. La Guardiana Maiev Shadowsong rápidamente lo sentencia a muerte por sus crímenes, incluyendo la muerte de Tyrande, pero en el momento en que se apresta a ejecutarlo, el príncipe Kael le dice al Shan’do que la sacerdotisa aún puede estar viva. Malfurion, decepcionado y enfadado por el engaño de Maiev, la captura también en una enredadera. Illidan, al escuchar el predicamento de su eterna amada, inmediatamente pone a disposición de su hermano a sus naga, para ayudar en el rescate de Tyrande. Superando más de diez mil años de odios y rivalidades, por fin, los dos hermanos Stormrage se unen nuevamente en busca de un mismo objetivo.
En ese momento, Tyrande y un reducido grupo de Centinelas luchan con todas sus fuerzas contra el ataque del Azote. Las fuerzas combinadas de los Elfos Nocturnos, los Elfos Sanguinarios y los Naga, sin embargo, logran arrasar la base de los muertos y replegar a los enemigos, hasta que finalmente, Illidan en persona rescata a la Sacerdotisa, quien se asombra de ver quién es su salvador. Con todos a salvo, finalmente Malfurion e Illidan arreglan sus diferencias y se reconcilian definitivamente, pero Illidan decide dejar Azeroth para evitar la cólera de “su nuevo maestro”. Abriendo un portal interdimensional, el Cazador de Demonios pasa a otra dimensión. Maiev y los Vigilantes, sin embargo, encolerizados por la huída del hechicero, rápidamente lo persigue a través del portal, en un intento de ajusticiar a Stormrage. Shan’do y Tyrande, finalmente, deciden abandonar el ruinoso Lordaeron y volver a sus amadas tierras de Kalimdor.