Muradin es uno de los 3 hermanos Barbabronce y es el que actualmente reina sobre la ciudad de Forjaz. Durante uno de sus viajes se encontró con el príncipe Arthas y ambos fueron a buscar la Agonía de Escarcha, aunque esta búsqueda casi le cuesta la vida a Muradin, sobrevivió y ahora reina junto a otros 2 enanos en Forjaz.
Durante la Segunda Guerra, Muradin sirvió como enlace entre el reino de los humanos de Lordaeron y el de los enanos de Khaz Modan. Durante un breve tiempo, acompañó a los ejércitos de la Alianza, fue entonces cuando conoció a la familia real y al heredero al trono, el paladín Arthas y se hizo amigo de éste. Poco a poco, fueron cogiendo más y más confianza, y conforme Arthas crecía, Muradin le enseñaba a manejar distintos tipos de armas mientras le contaba hazañas bélicas.
También fue uno de los miembros fundadores de la Liga de los Expedicionarios, una asociación de enanos que se encargaba de desvelar el misterio del origen de los enanos a manos de los Titanes y otros descubrimientos arqueológicos más. Muradin, al igual que el resto de enanos que formaban parte de la organización, le encantaba viajar. Uno de sus lugares favoritos para hacerlo era el continente helado de Rasganorte, le asombraba las estructuras y las razas que habitaban el continente.
Más tarde, volvió a Rasganorte en busca de una espada rúnica llamada: Agonía de Escarcha. Aunque en un principio no la encontró, más tarde se volvió a encontrar con su amigo Arthas, que había viajado a Rasganorte para derrotar al demonio Mal'Ganis. Tras ser rescatado por Arthas de los muertos vivientes que los atacaban, volvieron juntos a la base de Arthas.
Al volver ambos al campamento de Arthas, se encontraron una situación poco alentadora. Uther había convencido al rey Terenas de que cancelase dicha expedición y sus soldados estaban talando los árboles que les bloqueaban el paso hacia los barcos. Arthas no podía permitir que todos sus esfuerzos fuesen en vano, por lo que junto a Muradin, contrató un grupo de mercenarios para que lo acompañasen a través de una segunda ruta hacia los barcos, que aunque era más larga, les permitiría llegar antes que al resto de humanos.
A pesar de que el tiempo estaba en su contra, lo consiguieron, los barcos fueron destruidos. Al volver Arthas al campamento acusó a los mercenarios que le habían ayudado de haber sido los responsables de la quema de los barcos. Muradin no podía creérselo, el príncipe al que había seguido tanto tiempo y del que había sido su mentor se estaba llevando dejar por el odio y la venganza, había mentido a sus propios hombres y traicionado a los mercenarios que habían luchado por él.
Finalmente, decididos a encontrar la espada, partieron hacia la caverna en la que se hallaba. Arthas y Muradin se encontraban delante del pedestal en el que se encontraba la Agonía de Escarcha. El enano tuvo un mal presentimiento acerca de todo lo que estaba pasando, se acercó y leyó en el pedestal de la espada:
"Quienquiera que tome esta hoja, empuñará un poder eterno. Tal y como la hoja desgarra la carne, así el poder marcará el espíritu"
En ese momento Muradin lo comprendió todo, ¡la espada estaba maldita! Intentó advertir a Arthas pero ya era demasiado tarde, estaba demasiado obsesionado como pararle. Arthas cogió la espada y se produjo una explosión que presuntamente
Unos años más tarde, cuando el Rey exánime despertó y los miembros de la alianza y la horda entraron en Rasganorte. Se descubrió que en verdad Muradin no había muerto, se quedó inconsciente tras la explosión y fue rescatado por un grupo de enanos de hielo conocidos como los Natoescarcha y lo convirtieron en su rey. Más tarde, se recuperó de la amnesia que había padecido y regresó a Forjaz para volver con su clan.
Poco antes de que Alamuerte regresase y devastase el mundo a su paso, Magni Barbabronce había estado investigando sobre las distintas maneras de contactar con la tierra y ver qué era lo que la afligía. Encontró un conjuro que le permitía ser uno con la tierra, pero no acabo como él esperaba. Tras haber hecho los preparativos necesarios, intento llevarlo a cabo, aunque en cierto modo se convirtió en uno con la tierra, no fue como Magni esperaba, quedó petrificado en las profundidades de Forjaz. Moira, la hija de Magni, aprovechó esto para tomar Forjaz junto a sus enanos Hierro Negro. Pero afortunadamente fue evitada y se llegó a un consenso.
Para que el asunto se resolviese de una forma justa, crearon un consejo en el que cada clan tendría su participación, 1 líder de cada clan se quedaría en Forjaz en representación del resto de enanos. Finalmente, el consejo se formó por: Kurdran Martillo Salvaje (Clan de los Martillo Salvaje), Moira Barbabronce (Clan de los Hierro Negro) y Muradin Barbaronce (Clan de los Barbaronce). Aunque Kurdran se retiró del consejo y fue sustituido por Falstad .
Más tarde, tras el descubrimiento de Pandaria, los Zandalari se disponían a atacar la capital de Forjaz para mermar los efectivos de la alianza, se estaban reuniendo en un monte cercano a la capital. Los exploradores de Varian descubrieron esto y fueron a suplicarle ayuda a los líderes enanos. Falstad y Muradin se negaron por miedo a que los Hierro Negro tomasen Forjaz, sin embargo, fue Moira la única que se ofreció al rey humano para ayudarle con el asunto. Aunque muchos enanos Hierro Negro murieron en la batalla, se logro algo mucho más importante, la confianza entre los líderes de los clanes.