Autor Tema: Kil'jaeden  (Leído 1244 veces)

Shadowye

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Kil'jaeden
« en: 20 Mayo, 2014, 00:13:37 »
Hace 25.000 años, el mundo de Argus fue el hogar de la maravillosa civilización eredar, una raza de que dominaba la magia arcana. Kil'jaeden, respetado por su inteligencia, un genio entre los genios, se convirtió rápidamente en uno de sus tres líderes más prominentes junto con su compañero Archimonde y su mejor amigo, Velen, a quien Kil'jaeden quería como a un hermano.
La sociedad eredar se hizo añicos cuando sus tres líderes entraron en contacto con Sargeras el Destructor, quien les ofreció un trato: a cambio de su lealtad, los eredar obtendrían un poder incalculable y un gran prestigio. Kil'jaeden y Archimonde aceptaron rápidamente, pero extrañamente Velen se contuvo.
Cuando los eredar se estaban preparando para recibir sus nuevos poderes, Kil'jaeden descubrió que Velen y sus seguidores se habían aliado con los enemigos de Sargeras, los naaru, y se estaban preparando para huir de Argus. Enfurecido por esta "traición", Kil'jaeden desató sus nuevos poderes hacia los "exiliados", o draenei, y los persiguió sin descanso a través del cosmos durante cinco mil años... pero Velen era tan astuto como el Falsario, y los draenei pronto desaparecieron.

Tras haber fracasado en su intento de invadir de Azeroth durante la Guerra de los Ancestros, Kil'jaeden ordenó encontrar un ejército mortal, que pudiera ser utilizado para invadir mundos. Kil'jaeden buscó por el Vacío los soldados perfectos durante milenios. Un día, su sirviente predilecto, Talgath, tropezó con un mundo que daba muestras de existencia de magia draeniana. A pesar de que inicialmente supusieron que era sólo otro de los planetas en el que los draenei se habría detenido brevemente, pronto descubrieron que en realidad los draenei se había asentado allí, e incluso le habían dado un nombre eredun: Draenor, que significa "Refugio de los Exiliados".
Compartían el "Refugio de los Exiliados" con una raza de seres chamánicos llamados "orcos". Intrigado por su potencial, Kil'jaeden se dio cuenta de que eran exactamente lo que estaba buscando y se presentó directamente ante su líder más respetado bajo el aspecto de uno de los antepasados ​​sagrados de los orcos. De esta forma, Kil'jaeden engañó al anciano chamán Ner'zhul, haciéndole creer que los draenei estaban conspirando contra los orcos, y le mostró la magia oscura a los brujos y la sed de sangre a los clanes.
Pronto, los clanes comenzaron a hostigar a los draenei y a lanzar escaramuzas contra ellos, creyendo que la voluntad de sus antepasados era la de exterminarlos. Sin embargo, los planes de Ner'zhul se tambalearon cuando viajó a Oshu'gun, donde se le reveló la verdad acerca de su nuevo amo. Ante esto, trató de recular en sus acciones pero Kil'jaeden había sido advertido del viaje de Ner'zhul y había decidido sustituirlo al frente de los orcos por Gul'dan, su antiguo aprendiz. Con el tiempo, el poder de los espíritus elementales que habían guiado históricamente a los orcos, fueron sustituidos por los poderes oscuros de los brujos del Consejo de la Sombra.
La lujuria indomable de Gul'dan por el poder y su personalidad egoísta le convirtieron en el peón perfecto para Kil'jaeden. Después de quedara demostrada la capacidad de lucha de los orcos, Guldan ofreció a los jefes de los clanes la sangre de Mannoroth, lo que provocó que los orcos sufrieran una terrible sed de sangre. El siguiente movimiento de Kil'jaeden fue proporcionarles a los orcos un objetivo para que volcaran su recién desatada beligerancia: Shattrath, el principal asentamiento de los draenei en Draenor. El ataque fue una masacre brutal en la que gran parte de la ciudad quedó destruida. Todo parecía indicar que los peones de Kil'jaeden habían triunfado sobre los exiliados.

Kil'jaeden, como el resto de los brujos eredar, sintió la presencia de Medivh cuando este comenzó su itinerancia astral. Tras quedar relativamente satisfecho con la destrucción de los draenei, Kil'jaeden interpretó ésto como una señal de que Sargeras requería sus energías en otros lugares por lo que se retiró de Draenor, abandonando a la Horda. Consciente de que había llegado el momento de desplegar su estratagema, Medivh manipuló a Gul'dan para que abriese el Portal Oscuro y enviase a la Horda a Azeroth. El mago le prometió al orco un hogar para su pueblo, lleno de habitantes para masacrar y satisfacer su sed de sangre. Poco a poco, las promesas de Medivh se fueron cumpliendo, ya que los orcos se abrieron camino en Azeroth, extendiendo sus oscuras energías demoníacas por allí por donde pasaban. Su superioridad les llevó a proclamar que destruirían cualquier resistencia que pudiese surgir para defenderse de la Legión, algo que ya habían hecho con el Reino de Azeroth, y que casi ocurre con el de Khaz Modan; incluso llegaron a esclavizar a la poderosa Alexstrasza.

Sin embargo, se produjeron dos acontecimientos que condenaron a la invasión de los orcos al fracaso. Primero fue el asesinato de Medivh a manos de Anduin Lothar, que provocó que el gran espíritu de Sargeras que habitaba en él fuese desterrado al Vacío Abisal. El segundo, irónicamente, fue causado por el ansia de poder de Gul'dan, el mismo rasgo que originalmente se había utilizado para corromper a los orcos. Gul'dan facilitó la caída de la Horda en la Segunda Guerra, abandonando a la Horda en mitad del conflicto para dedicarse a buscar la tumba de Sargeras donde pensaba adquirir los poderes del titán oscuro antes de su caída 800 años atrás. Como resultado de sus acciones, Orgrim Martillo Maldito vio reducidos sus efectivos a casi la mitad y los orcos perdieron una gran oportunidad para acabar con los humanos del norte que consiguieron reorganizarse y contraatacar ferozmente, ganando la guerra y provocando el fracaso de los esbirros de Kil'jaeden.