El ahora conocido como Jinete decapitado, fue en vida Sir Thomas Thomson, un noble paladín que defendió Lordaeron hasta su muerte, pero que le llevo a convertirse en el jinete decapitado y a vagar en Halloween pidiendo venganza.
Su historia comienza en un pueblo de Lordaeron, en el año 20, Sir Thomas residía allí desde hacía tiempo velando por la seguridad de sus habitantes y rezando para que la Plaga que asolaba Lordaeron nunca llegase allí; hasta que un día pasó lo inevitable. Llegaron los envíos de comida desde el Barón Oshaendido, un hombre que siempre había ayudado a su pueblo en épocas de necesidad y que no iba a ser menos en esta ocasión. Phillip, un niño del pueblo había llegado a su casa diciendo que habían llegado varios carros de alimentos del barón y le invitaba a que fuese con él y el resto del pueblo a celebrar el banquete, pero pensó que quedándose con el estómago vacío le haría pensar más en como derrotar a la plaga. Pasadas unas horas, oyó unos ruidos fuera de su casa, contempló horrorizado como todo el pueblo había comido en el banquete y se habían convertido en zombis descerebrados, muy a su pesar tuvo que matar a todos aquellos que un día había querido.
A la vuelta al cuartel general de la Mano de Plata, le comunicaron que uno de su orden había ido a Forjaz a crear un arma que derrotaría a la plaga, pero que él no podía hacer nada después de lo sucedido en el pueblo y le recomendó que se fuese a casa a descansar con su familia. Tras lo sucedido, él quería que ellos se fuesen de allí, que partiesen hacia Kalimdor y tuviesen alguna probabilidad de sobrevivir pero su familia se negaba, y no fue hasta que recibió las noticas de la muerte de Lord Uther, que consiguió convencerles para que se fuesen de allí.
Muchos de los paladines más poderosos de la orden habían caído, pero los restantes seguían luchando incansablemente. Las fuerzas del Rey Exánime no mostraban señales de cesar en su campaña por destruir Lordaeron, durante 4 duros años los paladines siguieron luchando bajo el mando de Alexandros Mograine, hasta que un día murió y su orden con él. Los pocos paladines que quedaban vivos, se agruparon bajo un nuevo estandarte, la Cruzada Escarlata, una orden que había jurado exterminar a los muertos vivientes de la faz de Azeroth.
Durante un tiempo, los miembros de la Cruzada Escarlata iban de pueblo en pueblo haciendo inspecciones de peste y llegó el rumor de que en unos de esos pueblos estaba recogiendo refugiados de Lordaeron y que estaban llegando a números considerables. Esa ciudad se purgó al igual que Stratholme por considerar que sus aldeanos no resistirían a un ataque de la plaga y que había que matarlos antes de que les contagiasen la plaga.
Durante otra incursión que hicieron a varias granjas, Thomas mató a muchas personas acusadas de tener la peste, aunque se dio cuenta de que su sed de venganza le había costado a su familia. ¿Y si el barco que iba a llevarlos a Kalimdor no pudo partir por una tormenta? No tenían manera de avisarle ni él de darse cuenta de que habían partido. Se volvió loco por la muerte de su familia a sus propias manos, encerrado en el Monasterio Escarlata, maldijo a todo el mundo y conspiraba contra ellos. Su comandante, consideró que ya que era el Hallow’s End (el día en que se celebra Halloween) era un buen momento para que volviese a coger una espada y volviese a pelear contra los No-muertos. Pero llegado el momento, éste cargo contra No-muertos y humanos por igual, sin distinción ninguna, diciendo que todos estaban contaminados y que debían de ser purificados; acto seguido, otro miembro de la Cruzada Escarlata lo mató cortándole la cabeza. Pero su historia no acabaría ahí, el comandante al que había estado siguiendo y había sido fiel no era ni más ni menos que Balnazaar, un nathrezim que buscaba que la raza humana y todo Azeroth se extinguiese, como último acto de dominación sobre el jinete, lo resucitó, obligándole a cabalgar durante el Hallow’s End en busca de venganza.
