Los enanos actuales derivan de “Los Terráneos”, una raza de piedra viva creada por los titanes. Los dioses antiguos crearon “La Maldición de la Carne”, que afectó a aquellos enanos y los transformó en los enanos que actualmente habitan Azeroth.
En un principio, los enanos procedentes de Uldaman que construyeron las ciudades de Forjaz y Dun Morogh se dividían en tres clanes: Los Barbabronce, los Martillo Salvaje y los Hierro Negro. Estos clanes se dividieron a causa de una guerra civil, la guerra de los Tres Martillos, que dio como resultado la división de estos tres clanes, quedándose los Barbabronce con la ciudad de Forjaz, los Martillo Salvaje migrando a las Tierras del Interior y las Tierras altas Crepusculares y los Hierro Negro en la Montaña Roca negra.
Gracias a la Arqueología, podemos descubrir hazañas de héroes que quedaron en el olvido como fueron aquellos cuatro enanos de juntos derrotaron a la terrible vermis del vuelo azul llamada Kaldrigos. Aquellos valientes se llamaban:
- Tunadil el Redentor, un valiente paladín que luchó con su espada hasta romperla.
- El heroico guerrero Horuz Matacuervos, quien sucumbió ante la vermis.
- El entregado sacerdote Anund, que luchó con fiereza pero no pudo resistir los ataques de Kaldrigos.
- Y Korl, quien pudo finalmente dar el golpe de gracia a la terrible amenaza, clavando su Kris de plata en el corazón de la vermis.
Estos valientes enanos lucharon con fervor hasta su aliento final para proteger a su pueblo, pero quedaron en el anonimato. Ahora hemos recuperado su testamento, ahora nunca serán olvidados.
Pero no todo lo descubierto de esta raza habla de grandes hazañas, de hecho, lo descubierto sobre los Hierro Negro, no nos dice nada precisamente a su favor, ya que nos habla sobre la crueldad de los señores de este clan, como por ejemplo, los Forjainquina, quienes hoy en día gobiernan las Profundidades de Roca Negra, o los Puñofundido, quienes pasaron a la historia por su avaricia. También cabe destacar al señor feudal Ferroestrella, quién a construyó su escudo a partir de un árbol elfo de la noche, o los Forjatiniebla, cuya crueldad traspasó todos los límites imaginables, torturando y matando a muchos de los suyos.
Ahora hemos desenterrado su legado. No se borrarán de la memoria colectiva de todos los habitantes de Azeroth, todos recordaremos su historia.
