Autor Tema: Los Gnomos  (Leído 1694 veces)

Lilith

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Los Gnomos
« en: 01 Febrero, 2015, 13:26:22 »
Los Gnomos son una diminuta y simpática raza de pequeños humanoides que viven bajo tierra. No se conoce mucho de su historia (ni siquiera ellos mismos recuerdan mucho de ella), puesto que, a diferencia de los enanos, no son muy dados a inquirir en el pasado, dado que la principal preocupación y actividad dentro de su pequeña sociedad consiste en el avance tecnológico.
Y es que de todas las razas de Azeroth, los Gnomos se caracterizan por ser la más avanzada no solamente a nivel científico, sino también político e intelectual. Con fama de excéntricos, brillantes y a veces alocados inventores, su vida se caracteriza por la construcción de grandes maravillas e ingenios tecnológicos que van más allá de la imaginación de cualquier ser de otra raza.
os Gnomos fueron “descubiertos” por los Enanos unos 200 años antes de la actual Cruzada Ardiente, pero existen registros de que algunos gnomos interactuaron con humanos y altos elfos de Lordaeron hace casi 850 años, en los Claros de Tirisfal. Según la historia, un explorador enano encontró una pequeña villa de gnomos, y se halló muy sorprendido al darse cuenta de que estos ya habían descubierto la pólvora, y que, de hecho, habían logrado automatizar toda la villa y habían creado innovaciones tan sorprendentes (y algunas, ridículas) como las gallinas mecánicas. Pronto iniciaron los intercambios comerciales y tecnológicos entre ambas razas, que fueron creciendo en amistad y cooperación, hasta que los enanos ofrecieron a los gnomos construirles una ciudad capital en las faldas de la montaña Forjaz, que los gnomos posteriormente se encargaron de “acondicionar” con todas sus creaciones y adelantos tecnológicos. Fue así como nació Gnomeregan. Casi inmediatamente a la finalización de la construcción de Gnomeregan, inició la Guerra de los Tres Martillos.
Gnomeregan fue el centro de la actividad de los gnomos a partir de ese momento. En ella, los gnomos elaboraron complicados y maravillosos adelantos que retaban la imaginación, cada uno superado solamente por el siguiente adelanto surgido de la mente brillante de un inventor o ingeniero. Finalizada la Guerra de los Tres Martillos, los Gnomos volvieron a tener contacto con los nuevos gobernantes de Forjaz, la Casa Barbabronce. Como compartían con los enanos su amor por la ingeniería y los designios mecánicos, rápidamente los enanos entraron en contacto con las invenciones de los gnomos.

Cuando estalló la Segunda Guerra entre la Horda y la Alianza, los Gnomos ingresaron en la coalición aliada junto a sus amigos los Enanos, y construyeron vehículos de guerra y de transporte de aire, mar y tierra (entre ellos, tanques de vapor, submarinos y los asombrosos girocópteros), que rivalizaban en calidad y poder con los destructivos inventos de sus rivales, los Goblins, aliados con la Horda.
Durante la Tercera Guerra, contra la Legión Ardiente, y extrañamente para sus aliados humanos, enanos y elfos, los Gnomos rehusaron tomar parte en ella, pero enviaron sus increíbles tecnologías con sus hermanos Enanos. Luego de finalizada la guerra, se reveló que Gnomeregan, su amada tecno-ciudad, había sido invadida por los troggs, una raza primitiva de humanoides que había despertado en lo profundo de las cavernas donde se hallaba la ciudad. En un intento desesperado por acabar con la amenaza, los Gnomos habían abierto las válvulas de escape de radiactividad de Gnomeregan, pero algo salió mal y la radiación afectó no solo a los troggs, sino también a la mayoría de la población gnoma. Los supervivientes se vieron obligados a escapar hacia Forjaz, donde los enanos les acogieron y les otorgaron un distrito para que la corte gnoma se estableciera: Ciudad Manitas. Los Gnomos, aún dolidos por la pérdida de su ciudad, intentan recuperarla por todos los medios hasta hoy, aunque muchos de ellos se han dedicado a la aventura, acompañando a las razas de la Alianza hacia Kalimdor.

Aún incluso después de la destrucción de su ciudad y la casi aniquilación de su raza, los gnomos siguen siendo criaturas afables y amigables. Se caracterizan por hacer amistades rápida y fácilmente, y los miembros de las otras razas, aunque los consideran excéntricos y con algún “tornillo zafado”, empiezan a verlos con ojos de paternidad.

Los Gnomos son pequeños y menudos. En alguna forma, su aspecto recuerda a los enanos, pero son más chicos y no tan musculosos como estos. Se diría que su cabeza es algo grande en relación con el resto del cuerpo, lo cual hace intuir en el tamaño que tienen sus cerebros. Tienen narices y orejas grandes, su rostro es ovalado o redondo, con grandes ojos, y de cierta forma, su rostro aparenta estar sonriendo siempre. Su cabello y barba (los que la tienen) varían del rubio al café o negro, pasando por colores tan disímiles como el rojo, el azul o el verde, y con extravagantes peinados (o “despeinados”). Su voz suele ser atiplada y juguetona, incluso en los más ancianos. Su ropaje se caracteriza por llevar anteojos en la frente con frecuencia, cinturones llenos de objetos y herramientas, aunque algunos pocos usan ropajes largos, como los magos y brujos.

La mayoría vive en Dun Morogh, en el reino enano de Khaz Modan, a salvo de las incursiones del Azote. Los que han viajado a Kalimdor viven en Bael Modan, y unos pocos, en Theramore.

Algunos más osados se han aventurado a las tierras al sur de Gadgetzan y Tanaris, en el Desierto de Sal, en la región de las Lágrimas Innumerables, donde prueban sus nuevas maquinarias contra las de los Goblins en asombrosas carreras en medio del desierto que enfrentan a lo mejor de la ingeniería gnómica contra lo mejor de la ingeniería goblin.

También se les puede hallar en la Zona Limpia de Gnomeregan, una parte de la ciudad que no ha sido contaminada por la radiación, y donde las fuerzas de los Gnomos reclutan aliados que les ayuden a retomar la ciudad.

La Estación de Toshley, en las Montañas Filoespada, en Terrallende, es el único pueblo 100% gnomo de ambos mundos.
Los Gnomos son grandes amigos históricos de los enanos de Forjaz, y han peleado por años al lado de los soldados humanos. Sienten resquemores hacia los altos elfos, pero como con cualquier otro, no se sienten muy mal por ello. Combatieron a la Horda durante la Segunda Guerra, pero muchos gnomos han analizado la posibilidad de dar a los orcos una segunda oportunidad. Siempre serán rivales de los Goblins, pero si esta rivalidad es amistosa o brutal depende de los individuos envueltos en ella.

Los Gnomos no han vivido lo suficiente en Kalimdor como para hacerse una opinión sobre las razas nativas de ese continente, en especial los escurridizos elfos nocturnos. . Se llevan bien con los tauren, quienes encuentran muy peculiar y extraña a esa pequeña raza de “rematados”, mientras que los gnomos los ven demasiado rústicos, pero tienen la ventaja de que se hacen amigos de cualquiera.




Todas las ratas de los sótanos se venden por un queso