En las vastas montañas de Khaz Modan hay una antigua ciudad enana llamada Grim Batol. Dicen algunos que una vez perteneció a uno de los altos reyes Wildhammers, pero que hubo una gran guerra contra una poderosa hechicera, y ahora la ciudadela y la fortaleza están embrujadas. Criaturas malignas de repulsivas formas se mueven entre los oscuros rincones de la abandonada ciudad. Sin embargo, sin conocerlo previamente la Alianza, una gran fuerza de orcos continúa merodeando libre entre las montañas. El clan Dragonmaw, liderado por un infame brujo orco llamado Nekros Triturador de Cráneos, uno de los pocos brujos orcos que no pertenecían al Concejo de las Sombras. Nekros se consideraba más un guerrero que un mago, pero la necesidad de deberse a su clan le había obligado a tomar el reto, más cuando durante la Segunda Guerra un caballero le cortó una pierna.
Durante la ocupación de Khaz Modan por la Horda, en medio de la Segunda Guerra, en la profundidad de una de las excavaciones de los enanos, los orcos encontraron un poderoso y ancestral artefacto mágico que tenía el poder de controlar a los dragones. Ante tal descubrimiento, Blackhand el Destructor encontró la manera de obligar a una enorme dragona roja a mandar a sus hijos a pelear por la Horda. Esta dragona no era otra que la ancestral Alexstrasza, la Protectora de la Vida, la Reina de los Dragones. Zuluhed, líder de los Dragonmaw, encomendó a Nekros la vigilancia de este artefacto, llamado Alma de Dragón, y de la dragona cautiva, en la abandonada – algunos llaman maldita - fortaleza de Grim Batol. Utilizando el Alma de Dragón, Nekros inflingía un profundo dolor a su prisionera cuando ésta no cooperaba, obligándola a poner huevos. Nekros continuamente abusaba de ella, mental y físicamente, especialmente luego de la Segunda Guerra, cuando la poderosa dragona se convirtió en la única arma verdadera de la Horda en contra de la Alianza. Ella se consolaba con el hecho de que, cuando muriera, sus niños ya no tendrían que obedecer al brujo. De esta manera, Nekros, luego de la derrota de la Horda y la muerte de su jefe Zuluhed, se disponía a crear un nuevo ejército con el cual barrer a los humanos.
Sin embargo, Korialstrasz, el legendario dragón rojo amante de Alexstrasza, hacía ingentes esfuerzos por liberar a su amada. Utilizando sus místicos poderes, el Dragón logró poseer el cuerpo de un noble humano llamado Krasus y se infiltró dentro del Kirin Tor, el enigmático concejo de magos que gobierna Dalaran, y continuamente usaba su posición para abogar por la liberación de su Reina. Finalmente, al finalizar la Segunda Guerra, el Kirin Tor decidió mandar a uno de sus agentes, el joven mago Rhonin, llamado el Inconforme, a una misión de exploración a Khaz Modan, pero Korialstrasz, aprovechándose de la situación, secretamente le dio otra misión a Rhonin: liberar a Alexstrasza. Rhonin era un mago que, durante la Segunda Guerra, accidentalmente asesinó a los guerreros que conformaban su escuadrón, al tratar de ejecutar un peligroso hechizo como parte de su misión. Por esta atrocidad, fue puesto a prueba por el Kirin Tor al enviarlo a Khaz Modan. Krasus, sin embargo, tenía otros planes para él. Enviándolo a Grim Batol, Korialstrasz ordenó a Rhonin liberar a la Reina de los Dragones. Para ayudarlo en su misión, el Dragón envió a Vereesa Windrunner, una Ranger alta elfa, hermana menor de la legendaria Alleria Windrunner, a escoltarlo hasta el puerto de Hasic.
Durante el trayecto, se encontraron con un grupo de paladines de la Orden de la Mano de Plata, liderados por Duncan Senturus, quien también había luchado en la Segunda Guerra. Prendado de la belleza de Vereesa, Senturus decidió escoltarlos hacia Hasic, sin embargo, fueron emboscados por dragones rojos controlados por los orcos. Duncan, mediante un ágil movimiento, logró subir al cuello de uno de los dragones, y luego de apuñalar al orco que lo montaba, entabló una feroz lucha con la bestia. Finalmente, logró matarlo, pero sus heridas eran tan graves que murió en el sitio.
Luego de honrar su memoria, los viajeros continuaron adelante. Vereesa tuvo que defender a Rhonin de las acusaciones de los paladines, que habían sido testigos del terrible “crimen” del mago. Al llegar a Hasic, el puerto entero había sido reducido a ruinas. El único defensor en sobrevivir fue Falstad Dragonreaver, un enano del Clan Wildhammer de Aerie Peak, quien era jinete de grifos. Muertos sus compañeros durante un combate con los dragones, decidió acompañar a Rhonin y Vereesa cuando estos decidieron cruzar el Gran Mar hacia Khaz Modan y dirigirse a Grim Batol. Sin embargo, había una historia oculta que Rhonin y Vereesa no conocían.
Neltharion el Dragón Negro, el Guardián de la Tierra, quien durante la Guerra de los Ancestros había enloquecido, era el verdadero instigador del conflicto. Diez mil años antes, durante la Batalla del Templo de Azshara, Neltharion se había corrompido por la magia maligna de los dioses antiguos, y había abandonado a sus camaradas en plena batalla. Mediante un formidable engaño, Neltharion había logrado que los otros Cuatro Aspectos, los dragones protectores de Azeroth, cedieran parte de su poder al poderoso artefacto Alma de Dragón (llamado así por poseer parte de las almas de los aspectos), como prevención para un futuro ataque de la Legión. Esto permitió que Ala de la Muerte (como se haría llamar el Dragón Negro) fuera el más fuerte de todos los dragones, pues fue el único que conservó sus poderes intactos. Asimismo, Ala de la Muerte se aseguró que los orcos hallaran el Alma de Dragón, pues sabía que así podrían esclavizar a Alexstrasza. El malévolo plan del Dragón Negro era subyugar a la dragona para que esta empollara sus huevos y revivir a la extinta raza de dragones negros. Para esto, Ala de la Muerte juró lealtad a la Horda, y en retribución, los alquimistas goblin le hicieron una armadura de escamas de adamantium, con la que el dragón era prácticamente invencible. Incluso, construyó su propia ciudadela en la Península del Infierno, cerca del Portal Oscuro. Luego de la Segunda Guerra y la consecuente derrota de la Horda a manos de la Alianza, Ala de la Muerte se refugió en la volcánica Blackrock Spire junto a otros dragones rebeldes. Blackrock Spire se convirtió en un fortín impenetrable para los humanos.
Posteriormente, Neltharion, usando sus inmensos poderes, logró transmutarse en un humano que se hacía llamar Lord Prestor. Infiltrándose en la política de la Alianza, Lord Prestor logró apoderarse del trono de Alterac y penetrar dentro de la familia real de Lordaeron. Su plan era hacerse con el control de la ciudad estado de Alterac, la cual había quedado acéfala luego de la derrota de su malvado señor, el Baron Lord Perenolde, a manos de Uther Lightbringer. Utilizando sus inmensos poderes mentales, Lord Prestor había logrado ascender hasta los altos puestos de mando de la Alianza, pudiendo controlar incluso las decisiones del mismo Rey Terenas y del Kirin Tor, al punto que Terenas le prometió en matrimonio a su hija Calia Menethil, hermana mayor del joven Príncipe Arthas. Advertido por su sirviente, el oportunista goblin Kryll, logró enterarse del plan de Korialstrasz, por lo que, volviendo a su forma de dragón, salió en busca de Rhonin.
Mientras tanto, el noble enano Falstad transportaba a Rhonin y Vereesa a través del Gran Mar, sobre el lomo del grifo de Falstad, Molok. Durante el vuelo, fueron nuevamente atacados por los dragones rojos de los orcos. Sorpresivamente, fueron rescatados por Ala de la Muerte. Mediante sus artimañas y manipulaciones, Ala de la Muerte secuestró a Rhonin, pues planeaba utilizarlo para deshacerse de los orcos, y así, el podría atacar a la dragona fácilmente y robar sus huevos.
Vereesa y Falstad decidieron rescatar a Rhonin, pero fueron conducidos a una trampa elaborada por Kryll. Un trío de trolls, al mando del troll tuerto Shnel, emboscó a la elfa y al enano, pero para su fortuna, fueron rescatados por Rom y su banda de enanos, quienes habían sido enviados por Korialstrasz para ayudarlos en la batalla que se avecinaba. Entre tanto, Ala de la Muerte avisó a Nekros del inminente asalto de Rhonin y sus aliados, y lo convenció de movilizar a Alexstrasza y sus huevos hacia el despoblado, con el fin de apoderarse de ella más fácilmente. Justo en ese momento, Rhonin y sus compañeros iniciaban el ataque a Grim Batol. Aprovechando la confusión, Kryll, quien tenía sus propios planes para el Alma de Dragón, trató de robar el artefacto, sin embargo, no contaba con que Nekros había colocado a un enorme Elemental de Fuego para vigilar el Alma de Demonio, y el desafortunado goblin fue incinerado.
Sin embargo, Neltharion no contaba con la astucia de Korialstrasz. El Dragón Rojo había recobrado su forma bestial, y había reunido a los otros Aspectos, Nozdormu y Malygos, para rescatar a Alexstrasza. Sin embargo, los Aspectos eran demasiado débiles comparados con Ala de la Muerte, debido a que el Dragón Negro tenía sus poderes intactos, y además portaba su armadura de adamantium.
Cuando todo parecía perdido, Rhonin logra derrotar a Nekros y a su Elemental de Fuego utilizando un poderoso hechizo. Finalmente, el mago logra destruir el Alma de Demonio. Ahora, con sus poderes completos, los Aspectos logran derrotar a Ala de la Muerte. Alexstrasza, libre al fin, se reúne con su amado, y decide tomarse su revancha, reduciendo a cenizas la fortaleza de Grim Batol, con Nekros y su clan Dragonmaw dentro de ella. Los grandes planes de Nekros para reunificar la Horda bajo su mando han sido rotos. Los pocos dragones negros sobrevivientes, viendo a su líder perdido, se alejan hacia una distante tierra, al otro lado del mar, en busca de la más poderosa hija de Neltharion, Onixia... La derrota del clan Dragonmaw señala el fin de la Horda y de la furiosa sed de sangre de los orcos.