Afiliación:
Caballeros de la Espada de Ébano, Veredicto Cinéreo (actualmente) Caballeros de la Mano de Plata, Cruzada Escarlata, Alba Argenta, La Plaga (anteriormente)
Ocupación:
Alto señor de la Espada de Ébano, Señor de Acherus
Localización:
Acherus: El Bastión de Ébano, Enclave Escarlata /Tierras de la Peste del Este o Martillo de la Luz, Ciudadela Corona de Hielo
PASADO:
El día de su nacimiento, Darion nació mortinato. Su padre Alexandros se apresuró a poner al bebé bajo un torrente de agua helada lo que hizo reaccionar su cuerpo devolviéndolo a la vida. Sin embargo la alegría de Alexndros pronto se tornó en tristeza al comprobar que su mujer, Elena, había fallecido debido a las complicaciones surgidas durante el parto.
Cuando era un niño, La Plaga atacó Stratholme y Darion, en un acto de inconsciencia, salió a defender su ciudad. Fue herido y permaneció inconsciente durante un día. Tras despertar, describió su experiencia como si hubiera estado cubierto por un manto de oscuridad hasta que vio una luz a la que siguió y que le llevó de vuelta a la vida.
Tras la muerte de su padre, Darion conoció a un sacerdote trol llamado Zabra Hexx, que le contó que su padre no había muerto realmente y que a través de una visión que había tenido, lo había visto en una fortaleza flotante sobre una ciudad humana en llamas. Debido a su inquietud por la Luz, Darion ingresó en la orden del Alba Argenta con la esperanza de saber más sobre el paradero de su padre.
Junto a un puñado de voluntarios del Alba Argenta, entre ellos, un misterioso mago que se hacía llamar Castillian, un orco llamado Gruun'Holde, un enano que respondía a Brannigan Thundermalin, y Ferelyn Bloodscorn, un elfo. Darion se infiltró en la fortaleza de Naxxramas. Tras enfrentarse a los señores de la necrópolis y perder a todo su grupo en la lucha contra los Cuatro Jinetes, consiguió la Crematoria corrupta. De su interior emanaba una voz que le indicó que debía dirigirse al Monasterio Escarlata donde, ignorando la traición de su hermano, Relault Mograine fue atacado por este al considerarlo el último vestigio de un pasado que no quería recordar. Cuando había empezado a torturarlo, el espíritu de Alexandros Mograine salió de la Crematoria y decapitó al traidor de su hijo apiadándose de su pobre alma y perdonándolo más tarde.
Tras darse cuenta que el alma de su padre estaba atrapada dentro de la Crematoria corrupta, Darion robó un caballo de la Cruzada Escarlata y huyó. Fairbanks lo visitó en sueños, persuadiéndole para encontrar a Tirion. Al despertar decidió hacer caso de lo que había soñado y buscó al antiguo paladín de la orden Escarlata. Cuando lo encontró le preguntó por lo sucedido con su padre. Tirion le contó la historia de su destierro y sobre su padre le notificó que no se podía hacer ya nada por él. Justo cuando se disponía a marcharse a lomos de su caballo, Tirion le sugirió que solo un acto de gran amor podría liberar el alma de su padre. Darion invitó a Tirion a unirse al Alba Argenta y a pesar de las negativas del paladín, dejó la puerta abierta al preguntarle si quería "Ser un héroe".
Darion se dirigió entonces a la Capilla de la Esperanza de la Luz a cuyas puertas encontró un ejército de La Plaga dispuesto a atacar. Maxwell Tyrosus no pudo alegrarse más de su regreso; le contó que cerca de un millar de hombres habían caído defendiendo Ciudad Capital de las fuerzas de Arthas, algunos de los cuales habían sido trasladados bajo la protección de la capilla. Darion tomó entonces posiciones entre los miembros del Alba Argenta que se apostillaban para defender la posición del campamento. Durante la noche, sufrió una terrible visión sobre lo que se avecinaba si la Luz era derrotada y La Plaga triunfaba en la lucha por dominar el mundo. A la mañana siguiente, los soldados fueron llamados a filas para defender la Capilla. Cuando las cosas se empezaban a poner en contra del Alba Argenta, apareció Tirion a lomos de Mirador justo a tiempo para salvar a una mujer de una abominación. Como parecía que los bendecidos soldados de la Luz podían poner en aprietos a los suyos, el propio Kel'Thuzad se unió a la batalla. Cuando Darion se percató que la mano derecha del Rey Exánime había hecho acto de presencia, cargó contra él portando la Crematoria corrupta al igual que hizo su padre tiempo atrás. Al exánime no pareció importarle mucho este hecho y así se lo hizo saber a Darion, ni una mueca de miedo salió de su inerte rostro ya que ante armas igualmente poderosas se había enfrentado anteriormente. En ese momento Darion comprendió lo que significaban las palabras que le dijo Tirion al despedirse. En un acto de amor no solo hacia su padre sino hacia todo en lo que creía, hundió la hija de la Crematoria sobre su corazón mientras decía "Te quiero, padre". Como consecuencia de esta noble acción, las almas de los cientos de soldados caídos surgieron envueltos en pilares de luz que purgaron las colinas alrededor de la capilla y exterminaron al ejército de La Plaga. Lo único que quedó fueron las figuras de Kel'Thuzad y de Darion Mograine, convertido en no-muerto con la espada corrupta aún clavada en su pecho.
Kel'Thuzad se mostró extrañamente satisfecho y triunfante. En ese momento le confesó a Darion lo mucho que estaba deseando sacrificar a su propio ejército si con eso conseguía reclamar para sí el alma del último de los Mograine. Fue entonces cuando le preguntó a Darion, "¿A quién quieres?". Desprovisto de vida y al servicio del mismo ejército al que juró eliminar, el nuevo caballero de la muerte respondió "A nadie".