Autor Tema: La Iglesia de la Luz Sagrada  (Leído 1772 veces)

Lilith

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La Iglesia de la Luz Sagrada
« en: 01 Febrero, 2015, 13:13:04 »
La Iglesia de la Luz Sagrada, también conocida como Iglesia de la Luz es una organización benefactora, con 800.000 miembros afiliados, en su mayoría de la Alianza, aunque también admite miembros de la horda si desean unirse.
Sus sedes se pueden encontrar casi en cualquier lugar de Azeroth, pero se centralizan en la ciudad de Ventormenta, donde los grandes líderes de la iglesia pueden ser encontrados e identificados con facilidad en la Catedral de la Luz. Esta organización envía a sus gentes por el mundo, difundiendo la sabiduría y la filosofía de este conjunto de creencias: ayudan a la gente con la práctica, construyendo casas para que puedan ser habitadas por familias a salvo de los enemigos. Es un propósito, por tanto, noble, pero encaja a la perfección con la enseñanza de hacer el mundo un mejor lugar, ayudando a los demás a la par que sus miembros se ayudan a sí mismos. Es una religión orientada, por tanto a hacer a la gente feliz, pero sus practicas no mencionan una evidencia clara de bendición divina.

Aunque la Luz da a sus seguidores increíbles poderes para combatir la oscuridad, nadie sabe realmente cuándo comenzó esta iglesia a funcionar. No se conoce quién fue ni su descubridor ni su primer seguidor, explicándose su existencia con la fe en que hay grandes y benefactoras fuerzas y que están interesadas en proteger la vida y los espíritus de los seres mortales en general. La luz sagrada es una filosofía extraña, porque no es teísta, no se adora a un Dios o a un ente que lo parezca, es más bien una fuerza honesta, y para la iglesia son más importantes las buenas acciones que cualquier otra forma de sacrificio.

Hay un componente muy importante de estudio y contemplación dirigido a cómo ser mejores personas hasta obtener una comunión completa con la Luz y, de hecho, parece que la Iglesia antes de tener una sede para oración física tenía librerías orientadas a esto, y que con el tiempo los teistas primitivos comenzaron a trabajar juntos para crear esta organización.
Historia:

Durante mucho tiempo la Iglesia ha sido la religión dominante de los humanos. Sus seguidores estaban en todas partes, dando apoyo a la civilización y construyendo ciudades y templos, llevando la esperanza a todo el mundo a través de ayudas. Cuando comenzó la I Guerra se comenzó a utilizar la Luz para combatir la horda, de forma inspiradora. Desafortunadamente para algunos, la mayoría de los sacerdotes se centraron en defender a la gente más que para luchar contra la horda, por lo que no había suficientes para las campañas.

El líder de la Orden Clerical de Villanorte durante esta guerra fue el Arzobispo Alonsus Faol, y su aprendiz principal fue un devoto llamado Uther, y tras esta determinó que la Iglesia necesitaba hacer más si los orcos volvían a la carga, para que la gente permaneciera firme y luchara por la justicia de la Luz. Necesitaban por tanto, perseguir la oscuridad y poder prevenir del daño a cualquiera, por lo que hizo una llamada a los valientes caballeros de Lordaeron para unirse a la nueva orden naciente: Los Caballeros de la Mano de Plata. Cuando nacieron los paladines todos pudieron ver que en las batallas de la II Guerra fueron decisivos para la victoria de la Alianza, y la iglesia de Villanorte se empezó a conocer como Iglesia de la Luz.

Lordaeron fue la mayor sede de la Iglesia de la Luz tras la II Guerra, influenciada por Quel’Thalas, pero en la III Guerra los Paladines y la Luz Sagrada no pudieron detener la Plaga, y por desgracia los tomos de las librerías de la Iglesia de esta ciudad fueron destruidos en el transcurso de la guerra, quemados.

Algunos dicen, sin embargo, que la III Guerra fue lo mejor que le pudo haber pasado jamás a la Iglesia, pues dejó de lado sus hábitos antiguos y comenzó a cambiar. Alguno de los sacerdotes más jóvenes sugirieron que era la oportunidad para reconstruirse a sí misma, dejando de lado la gran mayoría de las tradiciones antiguas y comenzando nuevas, denunciando que esta se había desviado del camino de las tres virtudes y que hacía falta volver a la esencia, añadiendo que los hermanos más antiguos habían perdido el contacto con la Luz.

Aparecieron rumores de un cisma en el interior de la Iglesia, se dice que los miembros que luchan contra sí mismos entre las antiguas y las nuevas tradiciones. La pérdida de los textos más antiguos a lo largo de la III Guerra no ayudó a estabilizar la situación, y actualmente se especula con que la Organización se ha vuelto a reunir e investiga la localización de los tomos para retomar consistencia y eficacia. Lo que sí se sabe es que actualmente la Iglesia es más fuerte de lo que ha sido en Siglos, unida frente al enemigo común, que es la Plaga y el mal en general.
Organización:

La Iglesia tiene un arzobispo y a su vez este tiene un consejo consultor de obispos. Normalmente el arzobispo antes de llegar a este cargo ha sido un obispo, y no dejará el cargo hasta que muera o dimita. Los obispos hacen mucho más que pertenecer al consejo, por supuesto, cada uno tiene a su cargo una región, y en algunos casos un continente entero. Para hacernos una idea, un obispo tiene a su cargo a una determinada cantidad aproximada de fieles, por lo que podemos ver que hay obispos que son responsables de una sola ciudad, por ejemplo: Ventormenta tiene un obispo, pero todo Rasganorte sólo tiene uno. Por último en la escala tenemos a los sacerdotes, que hacen la mayor parte del trabajo comunitario: ceremonias, ayudar a los heridos, enseñar a los niños,… y finalmente los seglares, que no están ordenados, y no pueden hacer ceremonias, pero que sí realizan la mayor parte de las tareas en torno a los templos y monasterios.

Además, la Iglesia de la Luz, recauda donaciones para mantener a sus sacerdotes, y además cuenta con granjas alrededor de sus monasterios, en los que los seglares cuidan de animales y cultivan la tierra con lo que la Iglesia necesite, vendiendo lo que sobra. En algunas reigiones la Iglesia posee tierras que puede alquilar a los granjeros, comerciantes y hombres de negocios, aunque se piensa que no obtienen muchos beneficios, puesto que se sigue aportando con ropas, herramientas y comida a los más pobres, a la vez que enseña a la gente a rezar, cuidar a los enfermos y trabajar en granjas… y por supuesto a ser mejores personas.
Antes de la I Guerra, la iglesia tenía tres sedes: La Abadía de Villanorte, en los reinos orientales, el Templo de la Luz en Stratholme y la Catedral en Ventormenta. La horda destruyó la primera en la I Guerra, el templo de la luz cayó con la Plaga, y actualmente sólo queda la Catedral de la Luz, que se ha convertido en el cuartel general de la Iglesia: es una gran estructura con muchas alas y edificios anexos, entre los que está por ejemplo la casa del Arzobispo Benedictus, aunque lo más espectacular es la Gran Cámara, una vasta sala de reuniones donde se reúne el consejo de los obispos para discutir y dirigir las acciones de la Iglesia, por ejemplo la reconstrucción de la Abadía de Villanorte, que es actualmente un puesto periférico de la Catedral de la Luz.
Miembros:

Cualquiera puede seguir el camino de la Luz Sagrada, y cualquiera que lo siga es bienvenido por la Iglesia, siendo en su gran mayoría humanos, aunque no se discrimina. Por ejemplo, los Altos Elfos y los enanos de Forjaz han sido miembros durante mucho tiempo, siendo bienvenidas otras razas, aunque se piensa que la horda nunca ha mostrado interés en las tres virtudes.

Cualquiera puede convertirse en miembro Clerical, pero es un proceso largo y difícil: al principio se reciben lecciones por seglares sobre la historia de la Iglesia, sus principios y actividades. Si el aspirante lo hace bien se gradúa para el siguiente nivel, siendo instruido por un sacerdote de forma personal, que enseña oraciones y ritos, a la par que trabajan para la Iglesia. La instrucción puede durar años, y sólo cuando el sacerdote siente que el aspirante está listo se le lleva ante una audiencia con el Obispo y se le destina a uno de los monasterios durante muchos meses, lejos de cualquiera excepto de otros hermanos.

Durante esta experiencia, se obtiene por primera vez una comunión con la Luz Sagrada. Si el aspirante mantiene su fe y sigue pareciendo apto, el líder del monasterio lo recomendará para ser ordenado. Una vez hecho esto la vida del sacerdote pertenece a la Iglesia, decidiendo el consejo qué hará: desde trabajar en granjas hasta predicar en una ciudad. La mayoría de estos permanecen junto a la iglesia hasta su muerte, aunque a medida que envejecen van dejando de lado los trabajos físicos en beneficio del clerical, aunque otros reniegan de sus votos y pierden la fe. Los nuevos grandes rangos de la Iglesia son aquellos que permanecen, que se distinguen espiritual y políticamente, pudiendo alcanzar el obispado.

Tras la II Guerra, la Iglesia de la Luz tenía pocos miembros (muchos murieron en Lordaeron), y quedaron muchos monasterios y templos con un sólo miembro. Otros fueron simplemente cerrados. Pero con la III, mucha gente se interesó en la Iglesia, y actualmente la Iglesia está plenamente operativa.
Los pilares de la fe: Las Tres Virtudes

La Filosofía de la Luz Sagrada se basa en las tres virtudes: Respeto, Tenacidad y Compasión.

Respeto:

Cada ser viviente es un triunfo del universo, todos han de ver su propia conexión entre todos con este. Arruinar la felicidad ajena, dañando así la conexión de los demás con el universo, por tanto, no es servir al propósito del Bien, y por tanto a uno mismo tampoco. Los practicantes de la Luz comprenden que los conflictos, las guerras y el sufrimiento existen, pero tratan de hacer el universo un lugar mejor con la esperanza de que el daño sea el menor posible.

Tenacidad:

Esto es parte del entrenamiento en la Disciplina de la Luz, la Fe requiere una dedicación de años. Los acólitos generalmente pierden la esperanza y el verdadero significado de la Luz cuando saben que es necesaria una vida entera para dedicarle a esta filosofía. Sin embargo, esta virtud enseña que el mundo es mucho más grande que una sola alma, y que si el mundo puede cambiar un alma en un día requerirá muchos cambiar el mundo entero. Sólo por la tenacidad se puede establecer una esperanza universal. Si bien, muchos estudiantes creen que es una táctica imposible de llevar a cabo, otros creen en la realización de esta porque tiene fe en la conexión entre el uno y el universo, y que no importa la cantidad de bien que se haga en un momento determinado, sino el hacerlo. Esta disciplina enseña a tener esperanza los unos con los otros, para que unidos, como un gran individuo formado de muchos, puedan lograr crear cambios significativos.

Compasión:

Una vez aprendidos los dos primeros conceptos, los estudiantes son entrenados en la última virtud. Es la que fortalece la conexión entre el uno y el universo, pero sólo una conexión. Cada vez que un siervo de la Luz hace que otro sea más feliz, su conexión con el universo crece a la par, y se hace más fuerte. La felicidad que recibe alguien al ser ayudado por otro fortalece por tanto el propósito del Bien universal.

Es la virtud más poderosa y (por desgracia) la más peligrosa.

Si alguien es compasivo, puede ayudar cuando es necesario, y la felicidad por ayudar también hace que crezca el vínculo con el universo y su buen propósito. Por ejemplo, cuando uno ayuda a otro a realizar una tarea muy difícil, puede resultar que el ayudado no pueda crecer porque esta tarea era esencial para que la hiciera uno sólo, y finalmente el sentimiento del ayudado no crecerá en la medida que hubiera crecido si hubiera realizado esa tarea en soledad, por lo que finalmente el que ayudó creó más daño que felicidad. Un buen seguidor de la Luz debe saber bien cuándo debe ayudar y cuándo no.




Todas las ratas de los sótanos se venden por un queso