Autor Tema: capítulo 2. Sargeras y la traición.  (Leído 5682 veces)

Lilith

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capítulo 2. Sargeras y la traición.
« en: 11 Diciembre, 2015, 10:46:13 »
Sargeras y la Traición
Con el tiempo, seres demoníacos lograron entrar en los mundos de los titanes desde El Vacío Abisal y el Panteón eligió a Sargeras, su guerrero más destacado, para combatir en primera línea. Noble gigante de bronce fundido, Sargeras desempeñó su papel durante incontables milenios, buscando y destruyendo a los demonios allí por donde iba. Durante millones de años, Sargeras se enfrentó a dos poderosas razas demoníacas, las cuales se habían propuesto obtener el poder y el dominio sobre el universo físico.

Los Eredar, una raza insidiosa de malignos hechiceros, utilizó la brujería para invadir y dominar diversos mundos. Las razas autóctonas de estos planetas experimentaron mutaciones causadas por los malignos poderes de los Eredar y se convirtieron en demonios.

Si bien los poderes casi ilimitados de Sargeras fueron más que suficientes para derrotar a los malvados Eredar, tuvo grandes problemas generados por la corrupción de las criaturas y al mal que todo lo consume. Incapaz de comprender tanta depravación, el gran titán cayó en una amarga depresión. A pesar de su creciente malestar, Sargeras liberó al universo de la presencia de los brujos, recluyéndolos en un rincón de El Vacío Abisal.

Mientras su confusión y tristeza crecían, Sargeras se vio obligado a luchar contra otro intento del grupo de perturbar el orden de los titanes: los Nathrezim. Esta raza oscura de demonios vampíricos (también conocidos como señores del terror), conquistó varios planetas densamente poblados, poseyendo a sus habitantes y convirtiéndolos en sombras.

Los nefastos e intrigantes señores del terror enfrentaron a todas las naciones entre sí, manipulándolas hasta el odio irreflexivo y la desconfianza. Sargeras derrotó a los Nathrezim fácilmente, pero su corrupción lo afectó profundamente.

Puesto que la duda y la desesperación ensombrecieron los sentidos de Sargeras, perdió toda la fe no solo en su misión, sino también en la visión que los titanes tenían de un universo ordenado. Finalmente, llegó a creer que el concepto de orden era una locura, y que el caos y la depravación eran los valores absolutos del oscuro y solitario universo.

Sus compañeros titanes intentaron persuadirlo de su error y apaciguar su trastorno, pero él no creyó en las afirmaciones optimistas de los titanes, considerándolas engaños y artimañas interesadas. Abandonando a sus compañeros para siempre, Sargeras partió en busca de su propio lugar en el universo. Si bien el Panteón lamentaba su partida, los titanes no podían imaginar hasta dónde llegaría su hermano extraviado.

Cuando la locura de Sargeras había consumido los últimos vestigios de su valiente espíritu, llegó a creer que los propios titanes eran los responsables del error de la creación. Finalmente, decidió cambiar las cosas en todo el universo, cnospamdo un ejército imparable capaz de destruir todo el universo físico.

Incluso la forma titánica de Sargeras experimentó una deformación ocasionada por la corrupción que había poseído su otrora noble corazón. Sus ojos, sus cabellos y su barba desprendían fuego, y su piel color bronce se cuarteó, revelando un manantial de furia abrasadora.

En su ira, Sargeras echó abajo las prisiones de los Eredar y los Nathrezim, liberando a los repugnantes demonios. Estas malvadas criaturas se inclinaban ante la inconmensurable furia del titán oscuro y ofrecieron servirle de todas las formas posibles. Entre las filas de los poderosos Eredar, Sargeras eligió a dos campeones para dirigir a su demoníaco ejército de destrucción.

Kil'jaeden el Impostor fue elegido para reclutar a las razas más oscuras del universo y alistarlas en las filas de Sargeras. El segundo Campeón, Archimonde el Rapiñador, fue elegido para dirigir los vastos ejércitos de Sargeras en la lucha contra todo el que se resistiera a la voluntad del titán.

La primera medida de Kil'jaeden fue esclavizar a los vampíricos señores del terror bajo su terrible poder. Los señores del terror actuaban como agentes personales del titán por todo el universo, eligiendo para su maestro razas primitivas susceptibles de ser corrompidas y doblegadas. El primer señor del terror era Tichondrius el Ensombrecedor. Tichondrius era el Soldado perfecto de Kil'jaeden y accedió a propagar el mal abrasador de Sargeras por todos los rincones oscuros del universo.

Archimonde también otorgó poderes a sus propios agentes. Congregando a los malvados señores del infierno y a su bárbaro líder Mannoroth el Destructor, Archimonde preparó una élite de guerra capaz de exterminar todo rastro de vida de la creación.

Cuando Sargeras vio que tenía un ejército poderoso y listo para seguir todas sus órdenes, lo hizo rastrear todos los rincones de la Gran Oscuridad. Llamó a su ejército la Legión Ardiente. Hasta el momento, no se sabe cuántos planetas han sido exterminados por este ejército en su nefasta Cruzada Ardiente por todo el universo.




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